Afroecuatorianos y coyunturas políticas

Por Diego Palacios-Ocles
Este ensayo analiza de forma crítica la reciente coyuntura política en Ecuador, que generó intensas protestas sociales debido a las medidas económicas tomadas por el gobierno de Lenin Moreno. Estas movilizaciones estaban compuestas por diferentes sectores sociales: transportistas, estudiantes y profesionales quienes lograron sostenerlas para posteriormente ser robustecidas con la llegada de un fortalecido movimiento indígena. En todo este proceso aparentemente hubo un gran ausente, el movimiento social afroecuatoriano. En ese sentido, la propuesta analítica radica en desmontar mitos alrededor de la movilización y población afroecuatoriana y hacer una breve comparación con el movimiento indígena para culminar con unas breves reflexiones.
De las manifestaciones
Las recientes protestas de octubre de 2019 en Ecuador tuvieron lugar debido a la firma del decreto presidencial 883 que, entre otras políticas consideradas antipopulares, la más importante fue el alza de los combustibles. Varios sectores sociales consideraron que dicha política generaría un shock en la economía nacional ya que los precios se dispararían afectando a los sectores menos favorecidos de la sociedad. Esto, además de suscitarse pocos días después de la masiva paralización de la provincia del Carchi, paralizó nuevamente, pero esta vez a casi todo el país. El epicentro fue la ciudad de Quito donde, transportistas, estudiantes, trabajadores y movimiento indígena se manifestaron de diversas formas.
El gobierno logró llegar a un acuerdo con los transportistas. Dicho acuerdo significaba la subida de pasajes. Dado aquello, los transportistas dan por terminadas las manifestaciones. Los sectores estudiantiles y laborales se mantuvieron en lucha, sosteniendo una protesta que sería luego fortalecida por la llegada masiva del movimiento indígena a Quito. La consigna indígena era que se derogara de forma inmediata el decreto 883. El presidente Moreno de forma estratégica llevó la sede del gobierno hacia la ciudad de Guayaquil. Se declaró estado de excepción por sesenta días y cuando las cosas se salían de las manos incluso se declaró un toque de queda. Las protestas eran violentas pero más la represión por parte de la policía y el ejército. El número de personas fallecidas ascendió a once y hay cientos de heridos. Un impresionante cerco mediático manejó las hipótesis de “infiltrados correistas” auspiciados desde el extranjero, manifestantes violentos y en los momentos más cruciales, las noticias no aparecían.
Este es el escenario donde varios actores políticos participaron de formas diversas y posiciones contrapuestas. Unos sectores societales más conservadores hacían llamados a defender la ciudad de Guayaquil con claros discursos violentos, racistas y discriminatorios. Su posición no mostraba claridad en tanto, protegieron al presidente, pero se mostraban contrarios a las medidas económicas. Otros sectores pedían la renuncia de Moreno y por ende elecciones adelantadas. Entre ellos, sectores afines al expresidente Rafael Correa cuyas cabezas visibles fueron encarcelados[1] por llamar al derecho constitucional a la resistencia. El sector que quizá capitalizó mejor la coyuntura fue definitivamente el movimiento indígena cuya consigna era la derogación del decreto. Pero también existe, aparentemente; ya que no fue mediatizado, el gran ausente, el movimiento social afroecuatoriano.
Entonces es menester volver sobre el hecho de si ¿existe un movimiento afroecuatoriano?, ¿qué similitudes y que diferencias tiene con el movimiento indígena?, ¿por qué se considera al movimiento afroecuatoriano como el gran ausente?, ¿qué capacidad de negociación tiene frente al decenio de los pueblos afrodescendientes con el actual gobierno? Muchas preguntas surgen a partir de las manifestaciones las cuales, se espera puedan ser abordadas satisfactoriamente en este espacio critico-reflexivo.
[1] Los cuadros correistas más importantes son Paola Pabón prefecta de Pichincha y el asambleísta Virgilio Hernández.