Generación Bicentenario ¡Presente!

Mónica María Salazar Suárez (Perú)
Este es un homenaje a los miles de hombres y mujeres, jóvenes, adultos y adultos mayores que se volcaron a las calles en Lima, Trujillo, Arequipa, Cuzco, Chiclayo, Tumbes, Huancayo, Huancavelica, Ayacucho y a lo largo y ancho del Perú, a reclamar por sus derechos y por los de todas y todos los peruanos que vimos con indignación el abuso de poder de un Congreso y de un presidente que nunca nos representó.
Siempre participé en las marchas. Pero esa noche del 13/11, tuve que conformarme con protestar desde mi casa con cacerolas y cucharas. Esa madrugada y al día siguiente, seguí las protestas a través de los pocos medios que se atrevieron a cubrirlas, esperando que la crisis política generada por una arbitraria decisión del Congreso no se agudizara.
Una semana antes, 105 congresistas, desoyendo la opinión pública que en un 95% se declaraba en contra de la vacancia presidencial “por incapacidad moral permanente” en medio de la emergencia sanitaria y la crisis económica y social, votaron a favor de la medida sin fundamento legal ni constitucional, que les permitiría legislar abiertamente a favor de sus intereses particulares, sin los límites impuestos por el gobierno del presidente Martín Vizcarra. Un mes antes este mismo Congreso le había negado la confianza a un gabinete y había intentado sin éxito, una primera vacancia presidencial.
Sin la posibilidad del Ejecutivo para disolver el Congreso en el último año de gobierno, el equilibrio de poderes se había roto.
Con la fuerza de los votos, la mayoría congresal destituyó al presidente constitucional de la república, y colocó al mando de la nación a un oscuro congresista de Acción Popular, cuyo único mérito era presidir el Poder Legislativo, para seguir adelante con una agenda populista que incluía postergar las elecciones generales de 2021 para permanecer en el poder. A estas alturas, ya sabemos que fue esa y no otra, la principal motivación detrás del golpe institucional perpetrado por el Congreso encabezado por Manuel Merino de Lama. Su breve paso por palacio de gobierno no amerita dedicación de tiempo ni palabras.
Pero los auténticos protagonistas de ese fin de semana fueron los jóvenes de la llamada “Generación del Bicentenario” que no dudaron en tomar la calle para defender la DEMOCRACIA en nombre de otras generaciones de peruanos que no podían hacerlo por la pandemia: padres, abuelos, tíos. Gracias al poder de convocatoria de la Generación Bicentenario, a su exitosa gestión de las redes sociales y a su coraje, más de 3 millones de peruanos y peruanas se manifestaron de forma espontánea y pacífica a nivel nacional.